Por: Adriana Cerón
“Vivimos en una sociedad que adora la libertad individual o familiar. Valora la autonomía por encima de todo. Se esfuerza por el individualismo y la independencia por encima del compromiso y del sacrificio”. Dale Partridge, autor del libro Salvados del éxito
Esta frase describe un pensamiento moderno que ha permeado la iglesia y a llevado a algunos a “ocuparse de sus cosas”, y dejar a un lado la vida ministerial que constituye el modelo de la iglesia establecida por Jesús hace más de 2000 años.
La libertad es el derecho del que todos queremos gozar para vivir una vida plena. Sin embargo, una idea confusa de este término, influenciado además por una sociedad progresista, nos puede llevar a un escape individualista en el que queramos ser “libres” de personas o de cosas a las que estamos llamados a atender y convivir; y es aquí donde incurre el fracaso de la verdadera libertad.
¿Cuál fue la libertad a la que nos llamó Jesús como hijos de Dios? ¿Cuál fue la libertad a la que nos llamó Jesús como iglesia? He aquí dos preguntas que se deberían responder en los archivos originales de la sabiduría para alcanzar el éxito en ser libres: la Biblia.
El éxito no es individualista. Contrariamente, está cimentado en los principios bíblicos de amor y servicio. Estos principios no son relativos, ni egoístas. Al contrario, nuestro éxito en ser libres tiene que ver con el morir primero a nuestro yo y desarrollar nuestro propósito que generalmente tiene que ver con otros.
Patridge explica el éxito de la verdadera libertad, como un estado real de disponibilidad y quietud que permite darnos a nosotros mismo y a otros. Lo que no sucede en la actualidad, donde lo que no tenemos es tiempo y disponibilidad para comprometernos.
Sin embargo, la unidad, la armonía y el compromiso son la naturaleza de la iglesia verdadera, y fuimos llamados a ser parte de esto, independiente de nuestro propósito individual, de nuestras funciones en la sociedad y aun de nuestro rol y compromiso con nuestra propia familia. Jesús nunca puso a la familia como una excusa para no participar en las misiones o ser parte del grupo en casa, o visitar un enfermo.
Cercanía y compromiso son las palabras claves del éxito en nuestras relaciones. Someternos, tener autoridades, amigos y gente por la cual orar y que ore por nosotros, es parte de nuestra libertad; y debemos amarla por el privilegio que nos concede de poder elegir servirle a Dios y a otros. Es mejor ser libres de servir a los demás, que a nuestro egoísmo, el cual finalmente nos convierte en esclavos de nosotros mismos.
Citas:
Libro: Salvados del éxito, disponible en Editorial Unilit. Autor: Dale Partridge. Editorial Unilit 2017.