¡Una pregunta como esta sí que nos hace reflexionar! Todos hemos pasado por momentos de oscuridad, momentos que podemos llamar valles o desiertos, algunas veces fríos y tenebrosos, lugares de olvido y aislamiento, algunos temporales y otros que parecen una eternidad.
Quizás estés en un valle ahora mismo y quieras darte por vencido. Te preguntas cuánto más puedes soportar o cuánto te queda por dar. La pérdida de un empleo, unos resultados médicos inesperados, el accidente que nunca anticipaste, el ministerio que se desmoronó, la pérdida de un hijo, la traición de un amigo, la desilusión de los sueños que no se hicieron realidad, una pandemia; todo esto nos deja sin aire, como si estuviéramos ahogándonos sin esperanza de rescate. A esto se le conoce como «la vida en el valle».
Aun si Dios no los rescatara, su confianza en Él permanecería.
En la Biblia encontramos innumerables historias de hombres y mujeres que pasaron por momentos como estos. Quizás puedas recordar hombres como Sadrac, Mesac y Abednego. Tres hombres que se rehusaron a adorar a dioses falsos y arrodillarse ante la estatua de oro que el rey Nabucodonosor había ordenado construir, con la amenaza de ser arrojados al horno de fuego si se rehusaban a hacerlo. Estos 3 hombres tomaron la decisión de negarse ante esta petición, seguros de que Dios tenía el poder para librarlos de las llamas. Sin embargo, aun si Dios no lo hiciera, su confianza y seguridad iban más allá «Si eso sucede, el Dios al que servimos puede librarnos del horno y de las manos de Su Majestad. Pero, aun si no, sepa usted que no honraremos a sus dioses ni adoraremos a su estatua» (Daniel 3:17–18). Es allí donde esta sencilla pero profunda frase “aun si” toma sentido. Aun si Dios no los rescatara, su confianza en Él permanecería.
Él garantizó las aflicciones igual que garantizó su presencia.
Todos sufrimos dificultades: dolor físico y emocional, desilusiones y, a veces, solo confusión en general. Seguro que has tenido tus propias experiencias difíciles. Sin embargo, aunque la temporada que estás atravesando, o has atravesado, te ha tomado por sorpresa, no tomó por sorpresa a Jesús. «En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! yo he vencido al mundo» (Juan 16:33, NVI). ¿Te diste cuenta de las dos partes de la promesa? Él garantizó las aflicciones igual que garantizó su presencia. Es a través de las tormentas de la vida donde Dios puede profundizar en tu fe. No importa lo que la vida te depare, no solo es posible soportarlo, sino continuar hacia adelante confiando en Dios para lo que esté por venir. Necesitaremos recordar constantemente quién es Dios y qué ha hecho por nosotros.
Decir aun si es decir que confías en Aquel a quien no siempre puedes ver…
Aun si. Estas son dos palabras que pueden transformar tus expectativas y fortalecer tu fe. Esta declaración puede ayudarte a mantenerte en pie frente al fuego y confiar en Dios aun cuando el resultado no se ha decidido. Es una declaración sorprendente en medio de las dificultades porque expresa la confianza y la determinación cuando todas las condiciones llevan a la duda y al peligro. Decir aun si es declarar que confiarás en el Pastor, quien siempre es digno de confianza. Decir aun si es decir que confías en Aquel a quien no siempre puedes ver, pero que sabes que no te abandonará.
«Tomado de Aun si… de Mitchel Lee, un libro que te infundirá paz y esperanza aun cuando la situación que atravieses no sea la esperada. Este libro te tomará de la mano para guiarte al amor y a la gracia de cristo.»