THE CHOSEN
Tomado del libro «The Chosen, Libro cuatro» publicado por Broadstreet.
«Cuídense de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de otra manera no tendrán recompensa de su Padre que está en los cielos».
MATEO 6:1
Jesús advirtió a la gente que estaba en el Sermón del monte que no practicaran su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos. Momentos después, dijo: «Así brille la luz de ustedes delante de los hombres, para que vean sus buenas acciones y glorifiquen a su Padre que está en los cielos» (Mateo 5:16).
La parte de ser vistos no era el problema, porque el reconocimiento no es inherentemente malo. Robarle la gloria a Dios en lugar de brillar para Él es donde la situación se vuelve oscura, y las consecuencias son reales.
Sin embargo, a la mayoría de nosotros nos resulta difícil mantenernos enfocados en las recompensas de Dios, porque no son tan inmediatas y tangibles como nos gustaría que fueran. Por lo tanto, aunque «cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han entrado al corazón del hombre, son las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman» (1 Corintios 2:9), tendemos a preferir lo que nosotros podemos imaginar. Y seleccionar. Y editar.
Sabemos lo que a nuestros ojos les gustan ver y lo que a nuestros oídos les gustan oír, de modo que preparamos todo tipo de cosas para aquellos que podrían amarnos. Entonces lo subimos a las redes y esperamos oír las palabras: «Bien hecho, persona estupenda y asombrosa».
No es necesario decir que esa es la recompensa eterna que se pierde, y el motivo por el cual toda persona que tenga una cuenta en redes sociales, o que tenga pulso, debería prestar atención a la advertencia de Jesús. Con bastante regularidad, necesitamos preguntarnos: ¿para quién me esfuerzo por brillar?
La respuesta de Abraham hizo que se ganara el nombre de «padre de la fe». Él brillaba con fuerza, Incluso después de que Dios prometió hacer de él una gran nación (lo cual catapultó el «ser visto» mucho más lejos de lo que cualquier persona pudiera imaginar), que Abraham practicara la justicia era para glorificar a Dios. No era un hombre perfecto desde cualquier punto de vista, pero sabía para quién se esforzaba por brillar. Cuando se le prometió el heredero que daría comienzo a su estatus de gran nación, Dios dijo: «No temas, Abram, Yo soy un escudo para ti; tu recompensa será muy grande» (Génesis 15:1).
Comparemos eso con los ladrones de gloria que Jesús aconsejó a quienes escuchaban el Sermón del monte que no debían imitar. «Por eso, cuando des a los necesitados, no lo anuncies al son de trompeta, como lo hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la gente les rinda homenaje. Les aseguro que ellos ya han recibido toda su recompensa. Más bien, cuando des a los necesitados, que no se entere tu mano izquierda de lo que hace la derecha, para que tu limosna sea en secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará» (Mateo 6:2-4 NVI).
Menos mal que la recompensa de Dios no es la admiración fugaz y sin sentido de los hombres. Es su amor y su poder que se muestran en nuestras vidas, y a través de ellas, para que otros lo vean. Cuando brillamos para Él, nuestro Padre que está en el cielo será siempre nuestro escudo. Su gran recompensa nos llevará hasta la eternidad donde Él ha preparado lo inimaginable. Y finalmente oiremos las palabras: «Bien, siervo bueno y fiel» (Mateo 25:21).
ENFOQUE DE ORACIÓN
Dé gracias a Dios porque nos ama lo suficiente para advertirnos
Y enseñarnos. Pídale que le revele las formas en que usted le de
Toda la gloria. Alábelo por la recompensa tan grande de su
amor y su poder que actúa en su vida y a través de ella.
Libro «The Chosen, Libro cuatro»